Existen varios efectos a largo plazo como resultado del calentamiento global. El más grave y de largo alcance es el cambio climático, que afectará a la temperatura y las condiciones en los ecosistemas actuales. Muchas personas especulan que si la tendencia del calentamiento global continúa, pantanos, humedales y ecosistemas de la selva tropical puede dejar de existir. Otros efectos a largo plazo del calentamiento global pueden incluir el aumento del nivel del mar, la desertificación, los cambios en los patrones climáticos y aumento de la extinción animal.
Por el momento, la evidencia de la alteración climática es impactante. En los últimos cien años la Tierra ha registrado un aumento de temperatura de entre 0,4 y 0,8° C. Tras más de 30 años bajo el efecto del recalentamiento, el banco de hielo en los polos pierde 37.000 km2 por año. Las temperaturas alrededor de la Antártida han aumentado cinco veces más que el promedio global en los últimos 50 años. El fenómeno también se ha registrado en el Ártico.
Por otro lado, al calentarse la atmósfera aumenta la temperatura en la superficie del mar y se incrementa la intensidad de las tormentas, huracanes, tifones, ciclones tropicales, etc. De ahí que, en los últimos años, Centroamérica haya sido azotada por fuertes fenómenos climáticos con un alto coste en vidas y daños materiales. En el otro lado del termómetro, a medida que la temperatura aumenta, las sequías y olas de calor son cada vez más comunes en todo el planeta.
El calentamiento tiene además resultados imprevisibles, tanto en la Gran Barrera de Coral australiana, que morirá a causa de las temperaturas superiores a 29° C, como en los Alpes compartidos por Austria, Francia, Italia, Suiza, Eslovenia y Liechtenstein. Según Erwin Mayer, climatólogo de Greenpeace, se ha registrado en ellos un aumento de la temperatura de 1,8° C en los últimos 100 años, lo que provoca que se produzcan numerosos aludes y avalanchas en alturas superiores a los 1.500 metros.
El incremento de temperatura en las capas superiores del mar producirá, en el golfo de México y la bahía de Bengala, huracanes un 60 por ciento más fuertes que los actuales. En general las zonas septentrionales de Europa serán afectadas por graves tornados e inundaciones, aunque disfrutarán de temperaturas invernales más moderadas y veranos más cálidos; mientras que el sur, y sobre todo la cuenca mediterránea, sufrirá estaciones estivales demasiado calurosas para que los turistas acudan a ellas. España, Italia y Grecia padecerán un proceso salvaje de desertificación.
¡En 2100 habremos extinguido la mitad de las especies del planeta!
Al mismo tiempo, el nivel del mar aumentará de aquí a 2050 unos 30 centímetros. El ascenso del mar tendrá repercusiones imprevisibles en la desaparición de especies de aves zancudas que encuentran su alimento en las franjas costeras, que desaparecerán. Aunque en general, las especies amenazadas son cada vez más numerosas, unas porque son frágiles, como las mariposas o las ranas, y otras, como el cocodrilo, las morsas, el salmón del Atlántico o el tigre asiático, porque su hábitat está a punto de desaparecer.
Y lo peor, dentro de 25 años la Tierra tendrá 10.000 millones de pobladores y de ellos sólo 3.000 millones dispondrán de 1.700 metros cúbicos de agua por año. Los puntos más calientes del planeta serán Siria, Irak, Turquía, Egipto, Sudán, Etiopía, India e Israel y serán los más afectados por la escasez de agua.
En definitiva, la superficie de la Tierra podría llegar a un nivel de temperatura no experimentado en los últimos 9.000 años
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